Tenía ganas de empezar el mes de Abril con buen pie y sin fiasco reseñable, aunque en el seno del grupo había poco movimiento, nadie contestaba a las propuestas que se iban haciendo, aún así, yo estaba decidido a salir aunque fuese en solitario, tenía un mono montañero bastante acentuado ... a punto estuvo la Naraja Mecánica de sucumbir a mis tentaciones y acompañarme, pero al final me abandonó a mi suerte.

Tras haber preparado la mochila minuciosamente el Viernes, me levanté a las 7:00 AM el Sábado, recogí todos los bártulos y me fuí para mi Focus, salí sobre las 7:25 AM del párking, y sobre las 9:00 AM ya llegaba al pequeño pueblo de Pardines (1226 m), A-7, C-17, ... fueron mis carreteras elegidas, una vez en Ribes de Freser, hay que seguir el desvío que indica hacia Pardines (RUTA: Llegada --> Pardines).

La meteorología apuntaba bien, aparqué el coche en el párking habilitado justo al lado del ayuntamiento del pueblo, a lo lejos, muy a lo lejos aún, se alzaba majestuosa la cima del Taga (2038 m), unas cuantas horas y mucho esfuerzo me separaban aún de la ansiada cima. Sus laderas estaban bastante limpias de nieve, sólo la parte final presentaba algún que otro trozo blanco, pero nada que me hiciera pensar en que usaría raquetas ni crampones, todo y con eso, no los quité de la mochila, nunca se sabe lo que puede pasar, además, tenía que ir acostumbrando mi espalda al peso que tendrá que subir cuando vayamos al Mont-Blanc. Desayuné y me bebí un zumo para que el organismo no se me quedara en reserva antes de la cima.

Eran ya las 9:20 AM, y en la plaza del ayuntamiento encontré unos cazadores, la verdad es que el pueblo estaba bastante movido, había mucha gente encaminándose hacia el ayuntamiento, en su mayoría cazadores. Pregunté la salida que tenía que coger hacia la Ermita de Santa Magdalena de Puigsac, y me indicaron que tenía que seguir la calle Mayor (por llamarla de alguna manera) y salir por el lado opuesto al que había entrado con el coche, allí encontraría un indicador a Camprodon, pero al ir andando, tenía que coger el camino de tierra, el que pasa justo al lado de un bar llamado Manel, también les pregunté cuál era exactamente la cima del Taga, no quería equivocarme, sabía que era una cima fácil, pero no llevaba mapa, tan sólo un par de crónicas que había sacado de la web.

Seguí las indicaciones de los cazadores y salí del pueblo por aquel camino que me habían indicado ... ¡Hasta la vista Pardines! ¡Nos vemos en 6 horas si todo va bien! El camino comienza a bajar, a mi derecha puedo ver algún que otro huerto. Pronto el camino desemboca en una especie de carretera hormigonada, y comienzo a subir por dicha carretera. En este punto hay un indicador con 2 direcciones (bajada: hacia el pueblo de Vilaró; y subida: hacia la Ermita de Santa Magdalena de Puigsac), cojo la dirección que sube, tras unos metros, el hormigón pierde su pendiente y se suaviza, paso un pequeño torrente y sigo llaneando, paso por otro indicador, y llego a un puente sobre otro torrente y muy cerquita de una bonita cascada, tomo la curva a la derecha y el camino vuelve a tomar pendiente hacia la Ermita de Santa Magdalena de Puigsac, a la cual llego a eso de las 11:00 AM, había tardado 1:40 minutos y estaba más o menos a la misma altura que el pueblo de Pardines, la verdad es que me lo he tomado con mucha calma y he ido haciendo muchas fotos, además, sobre el hormigón se hace durillo el caminar, hay que tener en cuenta que la primera media hora en cualquier excursión es primordial y marcará el resto de la misma, por tanto, si impones un ritmo demasiado fuerte, puedes tener problemas a la vuelta o mientras estás subiendo.

Contemplo un rato la bonita Ermita y me doy cuenta que tengo que hacer una parada para cambiar el agua al canario, también aprovecho para poner el tubo a mi cantimplora flexible y poder así beber sin necesidad de sacarla de la mochila, ahorrando así mucho tiempo. Tomo la curva hacia la izquierda en la propia Ermita queme dice el indicador que encuentro allí mismo. Sigo subiendo por el camino hormigonado que llega hasta una Masía, aquí el hormigón se vuelve tierra (¡qué alivio!) y el camino hace una curva a la derecha siguiendo la dirección de otro indicador.

El camino está bastante mojado, encuentro bastantes charcos y mucho barro, cosa que no me gusta nada para mis botas, pero no puedo hacer nada. Ya sólo veo un indicador más (tampoco hacen faltan más, la dirección está clara). Paso otro párking habilitado para dejar los coches. La Portella d'Ogassa se intuye allá a lo lejos, yo sigo subiendo por el camino de tierra, apartándome a un lado de vez en cuando porque algún Dominguero en 4x4 quiere llegar con su perro hasta el máximo lugar donde le lleve el coche, ¡vaya manera de disfrutar de la montaña! y sobre todo, ¡vaya manera más tonta de estropear un camino de tierra! Hay que tener en cuenta que el Torrente de Vilaró (con el cual topamos a media subida) siempre nos quedará a la derecha.

Llego hasta el Pla de la Llagona, a partir de aquí ya no hay camino, así que los 4x4 se quedan aquí, y los Domingueros con su perro también se quedan aquí. Hay un par de abrevaderos para las vacas. Subo por la parte izquierda del Pla de la Llagona, el camino está cada vez más y más embarrado, veo algún que otro refugio o bunquer que, según he leído, fueron usados en la Guerra Civil. El camino sigue por la parte izquierda de una especie de vallejo, encuentro ya los primeros indicios de nieve, sobre todo por las partes encajonadas de dicho vallejo. Yo sigo por el barrizal, las botas cada vez resbalan más del barro que se les pega a la suela, así que cuando veo un pequeño reducto de nieve, aprovecho como un niño para meterme en él y danzar en lo blanco de la nieve para intentar dejar las botas limpias ... aunque de poco sirve, ya que tras andar otros 10 metros, las botas vuelven a estar igual de mal.

Tras pasar dicho vallejo, ya alcanzo a ver la cruz blanca que ahora resplandece en lo alto de la cima del Taga, por encima de mí, veo 2 figuras andando, y un poco más arriba la Portella d'Ogassa, a su derecha el camino a seguir por el Coll de la Comallonga, por donde se avistaba más gente subiendo hacia la tan ansiada cima. Yo me tracé un camino imaginario entre donde estaba yo y la cima, por supuesto, este camino era totalmente en línea recta, no iba a llegar a la Portella d'Ogassa. La pendiente era continuada, pero no era demasiado fuerte, el agua ya no salía por el tubo de la cantimplora flexible, supongo que ya estará en las últimas y por eso ya no sale más. Voy parando de vez en cuando para respirar un poco más tranquilo y conseguir que mi ritmo cardíaco baje un poco, paso algún que otro tramo nevado, cosa que mis botas agradecen cambiando su color marrón por su color rojo natural, aunque mis calcetines, al no llevar polainas, se comienzan a mojar. Continúo esta cuesta de vacas hasta que, por fin, desemboco en esta cima de vacas, son las 12:30 PM.

Como y bebo algo, me hago la foto de rigor, hago un preciosa panorámica de 360º, observo la cercanía del Coll de Jou y veo también el pueblo de Bruguera (otra posible ruta de subida más corta pero más directa a la cima), enciendo el móvil y ¡oh! tengo cobertura, así que aprovecho para llamar a mi mujercita y luego al BorriX ... Disfruto un rato más de las vistas y tras una media hora o así, comienzo a mirar la bajada, abajo, muy abajo, veo Pardines, vuelvo a trazarme un camino imaginario para llegar a él sin tener que bajar por el mismo sitio que había subido, ya que da mucha vuelta, comienzo a bajar por la fuerte pendiente, prestando mucha atención a los tramos con nieve por si ésta tiene una capa fina y hace que me resbale, de momento, no hay problema, hay bastante nieve, lo justo para ir frenándome, sigo sin polainas, lo cual me implica que empiezo a sentir húmedos mis pies, pero ya es tarde para parar a ponérmelas y sigo bajando, encuentro una especie de camino muy pisado, por supuesto, lleno, muy lleno de barro, voy con cuidado, pero me vuelvo a llenar las botas de barro y resbalan bastante, por supuesto, cada vez que encuentro nieve, repito el ritual de limpiado, pero una y otra vez se me vuelven a enfangar.

Sigo viendo Pardines allá a lo lejos, y la Ermita de Santa Magdalena de Puigsac un poco más a la derecha, muy a mi derecha veo de nuevo el Pla de la Llagona, y el camino que llevé de subida, por el bajan un par de montañeros. Me fui dirigiendo en diagonal hacia la derecha para tratar de conectar con el camino de subida, para ello tuve que pasar mucho barro, y algún que otro pequeño torrente, incluyendo el de Vilaró que quedaba a mi derecha cuando subía. La verdad es que era muy divertido pasar dichos torrentes, ya que para pasarlos tenía que ir pisando una especie de setas de hierva que se erigían una detrás de otra, me recordaba mucho al programa de 'Humor Amarillo', ya que debajo de aquella seta no podía saber si era sólido o líquido, por suerte, todo fue sólido y no tuve que meter mis pies en aquellas frías aguas.

Tras un largo trecho, volví empalmar con el camino de subida, y ya lo seguí hasta volver a llegar a Pardines, volviendo a ver la Masía donde empezaba el asfalto, la Ermita, el puente de hormigón, el torrente y la subida de tierra hasta el pueblo ... eran las 15:15 PM cuando llegaba de nuevo al párking, como y bebo algo y me voy para mi casa para disfrutar viendo el Barça - Madrid, lástima que sólo gane el Barça con un marcador de 1 - 1.

¡OBJETIVO CONSEGUIDO!

No tiene nada reseñable, gran parte del recorrido se hace por buen camino y encontré poca nieve, en su defecto encontré mucho barro, ya que la nieve hacía menos de una semana que se había ido y todo estaba aún muy húmedo. Tiene un perfil más o menos suave al principio, y se endurece un poquito en la parte final de la excursión.

by Maligno