Una vez resueltos los problemas de agenda,
volvimos a
juntarnos los habituales, bueno, y algún que otro Dominguero
(categoría
actual) como el Richard para llevar a cabo el asalto a la cima de El Comabona
(2554 m).
Salimos de Barcelona a las 6:00 AM por donde
siempre, cogimos
nuestra la C-58, tras Terrassa nos desviamos por la C-55 hasta Manresa,
desde
aquí nos encaminamos hacia Berga por la C16/E09, cogemos el
Túnel del Cadí
para evitar pasar por la N-152 (Collada de Tosses) y así
ahorrarnos una hora de
curvas frente a los 8,84 euros que vale pasar por allí, tras el
túnel,
continuamos por la C16/E09 5 km más, giramos hacia la izquierda,
hacia Bellver
de Cerdanya (Ruta
--> Llegada: Bellver de Cerdanya), en este punto paramos y
desayunamos (7:30 AM), paramos en el bar de
un hotel, ya que el resto de bares estaban cerrados, me callaré
el nombre
porque no quiero darle publicidad, ya que además de poner unos
bocadillos
pequeños y escasos, nos cobraron el oro y el moro (bocadillo de
tortilla +
Cacaolat = 4.2 euros). Desde aquí, cogemos la carretera local de
Pi, una vez
aquí, buscaremos el indicador que nos llevará hacia
Pradell, hay que estar muy
atentos, ya que el indicador no es tal, sino que en la esquina de una
casa,
está puesto Pradell y una flecha indicando el camino que debemos
coger. La
pista es de tierra a partir de ahora, aunque en buen estado y se puede
circular
por ella, como siempre, los coches bajitos tendrán más
problemas que el resto,
ya que hay pequeñas hondonadas en el camino para evacuar el
agua. Pasaremos una
pedrera en la que, en la actualidad, se están haciendo trabajos
¡cuidado! Tras
dicha pedrera y después de haber conducido durante unos 6 km
desde Pi, llegamos
al Agre (1355 m), una especie de área recreativa con fuente,
bancos, mesas y un refugio
de pastores cerca, en este punto aparcamos.
Comenzamos a
preparar las
mochilas, algunos componentes
optaron por subir crampones y raquetas, otros como yo, a pesar de
llevar las
raquetas en el coche, decidimos de no subirlas, no se avista demasiada
nieve por
las cumbres, además, el guardián del refugio de Sant
Jordi, por teléfono, nos dijo que sólo
necesitaríamos unas polainas,
polainas que más tarde veremos que ni tuvimos que usar.
Comenzamos
el
camino (9:00 AM), sabiendo que se abre ante nosotros una caminata
de 1 h y 15' por el
camino hasta llegar als Gónecs (1750 m), este trayecto no tiene
mayor
comentario, multitud de zig-zags por un camino que parece interminable
(sobre
todo a la hora de volver a bajarlo), si vamos atentos podremos ver
contemplar un
paisaje muy bonito, mucha roca
calcárea y una llamativa roca en las partes
altas de la montaña que nos envuelve con un gran agujero que nos
permite ver el
otro lado, también vemos parte de la rica fauna
autóctona, incluso
tomamos a Willy como nuestra mascota oficial. De la mitad del
camino para
delante, al fondo, podremos
distinguir una cima, algunos de nosotros la confundimos
originariamente con
la del Comabona, pero como veremos más adelante, no es esta la
cima de
nuestro objetivo.
Tras pasar el
Pradell del Pi (1700 m - 55'), nos quedará ya muy poco para
alcanzar
nuestro objetivo, apenas un par de curvas y una bajada después,
nos
encontraremos als Gónecs (1750
m), un refugio forestal y
ganadero que en caso
de mala climatología nos puede ser muy útil, aunque ya
aviso que su interior
no está nada cuidado. En sus alrededores, al igual que en el
Agre,
también podremos encontrar alguna fuente.
A partir de aquí comienza la verdadera
aventura, el camino
apenas está marcado a partir dels Gónecs, y hay que poner
mucha atención, subiremos
hacia la izquierda hasta
lograr subir la loma que se interpone entre
nosotros, la subida esta aquí es corta, pero la parte final
tiene una fuerte
pendiente que comenzará a poner a prueba nuestras piernas, eso
sí, la hierba
por la cual caminamos, nos facilita enormemente la subida.
Una vez
aquí, giramos hacia nuestra derecha y descubrimos una
especia de sendero, señalizado por fitas. 10 minutos de
caminata después,
y tras sumergirnos en un bosque de pino negro, llegamos al coll de Prat
Sist (1890 m - 1 h 35'), después de consultar un mapa y de
leer alguna que otra
reseña que llevábamos, llegamos a la conclusión de
que no teníamos que haber
llegado hasta aquí, pero merece la pena para ver la vall de
Ridolaina, el Prat
d'Aguiló y el Cadí. Bajamos un pequeño tramo y volvemos
a tomar el camino marcado, tiene pocas fitas, pero se distingue
bastante
bien ya que está bastante pisado. El camino, atraviesa
alguna que otra tartera y se vuelve a meter en el bosque para
rodear un
contrafuerte del Serrat de la Muga por su parte izquierda.
Tras un largo recorrido por dicho camino,
llegamos al torrent
del Pradell, en dicho punto encontraremos una fuente con
abrevaderos para el
ganado, la
panorámica comienza a ser un espectáculo digno de ver y
fotografiar. Tras
hacer alguna que otra foto, seguimos una especie de camino
señalizado por
pintura naranja y remontamos la pendiente hasta llegar al
Prat Rodó (2100 m - 2
h 20'). Aquí aprovechamos para descansar un rato y reponer
fuerzas, comemos
y bebemos algo y seguimos nuestro camino, justo de frente al Prat y
bajo lo que,
en principio, creíamos El Comabona, aparece
una fita con pintura naranja que indica el camino a seguir.
El camino vuelve a penetrar en un bosque de pino negro, es muy
fácil de perder el camino fitado, de hecho, nosotros lo hicimos, pero
fuimos subiendo zig-zagueando por la fuerte pendiente que se ponía ante
nosotros. Tras un buen rato de subida, a nuestra izquierda, vimos una
tartera, decidimos encaminarnos hacia ella y continuar la ascensión a
'cielo abierto', y digo abierto por decir algo, porque por la cima que
teníamos delante, una
nubes comenzaban a salir amenazantes.
Después de haber avanzado por la tartera, conseguimos
cruzarnos con el
circuito Cavalls del Vent (marcado con puntos amarillos), seguimos dicho
circuito hacia la izquierda. El circuito nos va llevando hacia la cresta que
tenemos de frente, justo por la izquierda de lo que nosotros creíamos El
Comabona. Casi en la misma cresta, nos cruzamos con las pintadas
del GR-150-1,
que ahora junto con el circuito Cavalls del Vent, nos hacían girar a la derecha
para llevarnos al Pas del Bou y Prat Cerdà (2253 m - 3 h).
Aquí, nos damos cuenta de que lo que pensábamos que era la
cima del Comabona, efectivamente, no era. Ahora volvíamos a dudar de cuál
podía ser la cima, cada uno decía una distinta, y sólo Maranyon supo adivinar
cuál era. Comenzamos a seguir un
camino bien señalizado, a nuestra izquierda, un
estupendo valle se abría bajo nuestros pies.
Tan sólo nos quedaba pasar ya por el paso de Tancalaporta y
el coll dels Terrers, pero ya se adivinaba con claridad la
parte final de la aventura. Es
el único punto donde encontramos nieve, pero no la suficiente como para parar y
ponernos las polainas. El Maranyon siempre tiraba delante, y él nos iba
guiando, a parte, en la nieve, otras pisadas de montañeros, nos conducían
hacia la cresta. Una
vez ganado este punto, el
resto es coser y cantar.
Subimos el último repechón, y después de 4 h 30' de
pateo puro y duro, 'hem
fet el cim', allí estábamos, en la cima de El Comabona (2554
m). Un vértice geodésico marca su punto más alto. Todos llegamos
contentísimos, algunos más cansados que otros, pero lo importante es que
llegamos todos a la cima. La
panorámica frente nosotros, cuando la niebla nos lo permitía, ¡era
fantástica!, los Pirineos Franceses allí a lo lejos ¡una gozada! Abajo
en el valle, podíamos ver un
refugio, creemos que es el
refugio de Prat d'Aguiló.
Comimos y bebimos nuevamente para intentar solventar alguna
pájara que había sufrido algún componente del grupo, y tras media hora
comenzamos de nuevo la bajada. La verdad, de esta parte, hay poco que
comentar, tan sólo decir que hay que tener cuidado en la
bajada con nieve, ya que se puede producir algún que otro resbalón, sobre
todo si no se llevan los crampones puestos (como nosotros), y un resbalón aquí
nos puede traer algún que otra mala consecuencia. Cuando llegamos al Prat
Cerdà, nos marcamos una buena siesta de 20
minutos, y la verdad, el cuerpo lo
agradece, ya que queda aún mucho camino por delante.
Seguimos bajando tras la siesta, las piernas ya estaban
cansadas, pero teníamos que seguir bajando, llegamos a la tartera, bajamos
con cuidado, pero sin mayor problema. Después, llegamos al Prat Rodó,
aquí nos comenzó a granizar, nos tuvimos que poner el equipo impermeable, a
medida que fuimos bajando, el granizo se fue convirtiendo en lluvia y nos
acompañó prácticamente hasta el final de la excursión.
Sobre todo, tener en cuenta, que la parte final de bajada, la
del camino que va desde els Gónecs hasta el coche, se hace muy larga y tediosa,
las piernas ya no están para muchas florituras y la mente sólo piensa en
llegar al coche, pero la infinidad de curvas y zig-zag del camino pueden llegar
a desesperar al más pintado.
Hay diversas rutas, nuestra elección fue la del
Pradell del Pi, cuyo
desnivel es de 1198 metros y está catalogada como la más
difícil entre las
ascensiones a la cima de El Comabona. Hay que tener bastante aguante
físico, ya que se
puede hacer muy larga, nosotros tardamos 4:30 en subir, y 4:30 en bajar
(incluyendo comida, descanso en la cima y siesta), pero no tiene
ningún tipo de
grimpada, el único paso que puede llamar un poco más la
atención, es la
cresta final, pero es muy corta y no tiene mucho que comentar, hay que
tener en
cuenta que El Comabona, no se verá casi hasta el final.
by Maligno