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Monte Perdido (3355 m)
Ficha
Imagen portada de la excursión
Fecha 26 de Julio de 2003
Tipo de excursión Alta Montaña
Dificultad F, +2045m., -2045m.
Conseguida Conseguido Sí
Excursión visitada 3768 veces ( 2 esta semana )

Crónica

Salimos de Barcelona sobre las 3:00 AM de un bonito Sábado, cogimos la N-II y la dejamos en la salida 458 (Barbastro), luego, cogemos la N-240 hasta Barbastro, en cuya entrada cogimos la N-123 durante 8 Km y medio, tras esto nos encaminamos por la A-138 hasta Ainsa, aquí cogeremos la N-260 y tras 40 Km, la A-135 hasta Torla, en total se puede tardar unas 4 horas y media.

Una vez en este punto, aparcamos en uno de los parkings habilitados a tal efecto (1032 m de altura), por supuesto, pagando, todo lo que no había que pagar estaba completamente ocupado, y al parecer, en este pueblo, aprovechan todo lo que pueden la temporada para sacar toda el dinero que puede de los aventureros, domingueros, ... cosa con la que no estoy de acuerdo, pero bueno.

Tras esto, preparamos tranquilamente las mochilas y todo el equipo para subir, saco, comida, ... hay que ir bien preparados. Cogemos un autobús que nos llevará hasta la pradera de Ordesa de donde comenzaremos nuestra aventura (1310 m de altura), aún nos quedan 2045 metros de desnivel, ¡todo un reto! El paisaje por el cual pasábamos con el autobús ya nos indicaba que esta excursión sería una maravilla natural, ya que eran dignos de cualquier postal paisajística. El precio de dicho autobús es de unos tres euros (ida y vuelta), que en contra de nuestra voluntad tuvimos que donar para la causa, ya que, a partir del puente de los Navarros, el tránsito estaba cerrado para todo tipo de vehículo que no fuera dicho autobús.

Una vez en la pradera, intentamos visualizar sobre el mapa, la ruta a seguir, una vez decidida ésta, nos colocamos las mochilas al hombro y comienza la caminata.

Decidimos comenzar la subida por la senda de los Cazadores, esta senda se desvía, nada más comenzar la caminata, a la derecha, pasamos un puente que cruza el río Arazas, y comienza una subida muy pronunciada y exigente, ya que sube mucho en poco tramo, y peligrosa debido a los desprendimientos que allí suceden; tras multitud de zig-zags, esta subida desemboca en el Mirador de Calcilarruego, a 1950 m de altura, con lo cual, habremos salvado unos 640 m de desnivel en una hora y media más o menos.

Desde aquí, la vista es estupenda, podemos contemplar la pradera desde la cual hemos salido, la ruta Dominguera que sube hasta Cola de Caballo (por donde nosotros haremos nuestra bajada final), el Cañón de Ordesa, el Gallinero, la faja de las flores, el Tozal de Mallo, e incluso, como colofón final, si el tiempo lo permite, se puede observar, allí a lo lejos, la estupenda Brecha de Rolando, nosotros tuvimos poca suerte y medio la vimos, ya que el tiempo no nos permitía observar todo lo que nosotros queríamos.

Hasta llegar a Cola de Caballo (1850 m), aún quedaban unas 2 horas y 30 minutos, así que nos pusimos en camino, el sendero no tiene pérdida, está muy bien marcado, y a pesar de que se acerca mucho al barranco que se encuentra a nuestra izquierda (según vamos a Cola de Caballo), no tiene ningún tipo de peligro. Dicho camino, no tiene fuertes desniveles, es casi plano, tiene alguna subidita y bajadita, pero nada que resaltar, el desnivel ya lo hemos salvado al comienzo de la ruta de los Cazadores, en la subida a Calcilarruego. Por el camino, podremos contemplar el esplendor de las gradas y del gran circo de Soaso (1800 m). De frente, los 3 Sorores.

Al llegar a las paredes de dicho circo, podemos optar por 2 rutas, una, seguir por la senda por la que vamos, y dos, bajar hasta cola de Caballo, contemplar su gran belleza, y subir por la clavijas de Soaso, según comentan, hay un único paso un poco difícil, y si se lleva mucho peso a la espalda, puede ser un poco expuesto. Nosotros nos decidimos por la primera opción y continuamos por la senda, ya bajaríamos al día siguiente a cola de Caballo.

El sendero vuelve a tomar altura, con el consecuente desnivel a salvar, se empieza a hacer durillo, ya que son varias horas de caminata en las piernas, hay mucha piedra suelta, y se dificulta un poco el caminar, la senda zig-zaguea mucho para poder salvar todo el desnivel con la mayor comodidad que sea posible.

Tras este primer zig-zagueo y con la esperanza de ver pronto el refugio, comenzamos a pasar por una zona bastante plana que finaliza al llegar al barranco de Góriz, en dicho punto, comienza de nuevo otra subida en zig-zag que salva otro fuerte desnivel. Las vistas son estupendas, sobre todo del circo de Soaso que, ahora, queda a nuestra espalda.

Las fuerzas ya flaqueaban y el cansancio empezaba a hacer su efecto, rezábamos porque estuviéramos cerca de Góriz, pero hasta el último momento, no surge de la nada dicho refugio, a nuestra derecha, y bajo el Monte Perdido y el Cilindro, allí se encontraba majestuoso, el refugio de Góriz (2160 m), el sendero no paraba de seguir subiendo, pero ahora el desnivel a salvar era menos, y la alegría de tener delante de nosotros el refugio nos alentaba para seguir por la pradera en la que nos encontrábamos.

Al fin el refugio, buscamos un lugar donde poder pasar la noche, por supuesto, el refugio está hasta la bandera en plena temporada excursionista, y para reservar plaza, hay que llamar con muchísima antelación, nosotros íbamos preparados para practicar un Vivac en toda regla. Tras mucho buscar encontramos un sitio en que más o menos se podía estar. Extendimos las esterillas y los sacos, el día seguía empeorando por momentos, cenamos tranquilamente, y comenzó a chispear, ¡buf!, hora de decisiones, ¿qué hacer? Arriesgarnos y quedarnos, o acercarnos al refugio a ver si había algún sitio libre, pues bien, desmontamos el chiringuito y nos acercamos al refugio por si empezaba a arreciar la lluvia.

Tras habernos acomodado cerca del refugio y metidos en los sacos, ¡comenzó el Festival! Comenzó la lluvia, recogimos el material y corriendo para dentro, una vez dentro, dejó de llover y volvimos a salir, ya que adentro no había excesivo sitio para dormir, pero al momento volvió a llover, nos arrimamos a la pared del refugio, pero no había manera, nos mojábamos igual, eran ya sobre las 22:00 PM, la gente estaba durmiendo dentro del refugio, y nos metimos en el sitio de las taquillas, nos tumbamos en el suelo y apagamos los frontales, comencé a escuchar un ruido por encima de las taquillas, luego lo escuché bajar y luego lo escuché detrás de mí, en ese momento, encendí mi frontal y allí estaba ella, una preciosa rata silvestre, me levanté rápidamente, no me dan miedo, pero eso de dormir con un bichito alrededor tuyo, no me convence, se lo comuniqué al resto de aventureros, y decidimos salir fuera, parecía que había dejado de llover, pero al momento volvió a llover, y tuvimos que entrarnos al comedor del refugio, unos bajo mesas, otros en los bancos, la gente de las tiendas comenzó a acudir también, ya que la lluvia no cesaba y alguna que otra tienda no lo logró aguantar.

Una vez en el comedor, comenzó el rato de risas nocturnas, eran las 00:30 AM, ¿tendríamos fuerzas para levantarnos al día siguiente y coronar el Monte Perdido? Tras las risas comenzó el silencio, exceptuando los guardas del refugio que estuvieron de cachondeo hasta bien entrada la noche, sobre las 2:00 AM o más ... pero no podíamos decirles nada, ya que éramos unos tristes refugiados que debían estar agradecidos como mínimo. Comentar también, que previamente hablamos con uno de los guardas y le comentamos el tema 'lluvia', le dijimos que si habría algún problema en que entráramos al refugio si llovía, nos dijo que bastante más abajo del refugio había unas cuevas y que podíamos ir allí antes de que lloviera ¡sin comentarios! Que cada uno saque sus conclusiones, nosotros no le hicimos caso, el cansancio ya podía con nosotros y optamos por 'colarnos' al refugio como todas las personas que no pudieron aguantar la lluvia, ¿no están para esto los refugios? Parece que en Góriz no saben muy bien para qué son. Yo le doy un 0 en todo al refugio, eso sí, le doy gracias por estar allí, sino sería difícil hacer la cima.

Cayeron 3 tormentas eléctricas por la noche, como para haberse quedado fuera, a las 5:00 AM los guardas nos levantaron, ya que estábamos ocupando el comedor, y se tenía que empezar a desayunar, nos levantamos, y como había dejado de llover, nos tumbamos en el mojado suelo exterior un rato más, por lo menos hasta que la claridad nos despertara. Repito y reitero mi nota al refugio, ¡un 0! Eso no es un trato permisible para los pobres excursionistas que allí se acercan.

Nos levantamos sobre las 6:30 AM, recogimos todo, desayunamos y preparamos una bolsa con el material que no subiríamos (saco, esterilla, ...) y lo dejamos recostado en una de las paredes exteriores del refugio, por supuesto, dentro no querían que dejáramos nada, y no se hacían responsables de nada. El día seguía amenazando lluvia, pero aún así, nadie de los que allí había quiso retroceder ni un ápice, así que Rocs&Pics tampoco lo iba a hacer.

Desde bien temprano, los distintos grupos iban preparando todo el material para la subida, así lo hicimos nosotros también, aunque más lentos porque el cansancio acumulado y el trasiego de la noche hacía mella. Con las mochiles al hombro, localizamos nuestro objetivo, la cima del Monte Perdido, 4 Km y 1195 metros de desnivel (unas 3 horas) nos separaban aún de dicho objetivo. Comenzamos nuestra ascensión, primeramente seguimos el rumbo indicado en un cartel de madera, después, nos vamos guiando por las múltiples fitas del camino.

Para comenzar, rodeamos un escalón que encontramos a nuestro paso, tras esto comenzamos a seguir las fitas de piedra que vamos encontrando, esto nos encamina por una ruta que va ascendiendo por unos neveros que están entre el Cilindro y el Monte Perdido, las vistas son impresionantes, cruzamos pequeños riachuelos, grimpamos por alguna que otra pared y subimos las tarteras que se pusieron a nuestro paso.

Tras un largo camino recorrido, llegamos al ibón más alto de todo el Pirineo, el Ibón del Monte Perdido (2980 m), en esta época aún no se encuentra helado. Dicho ibón se encuentra justamente entre el Cilindro (3325 m) y el Monte Perdido (3355 m), a los pies de dichas cimas, allí reposa dicho ibón de aguas puras y cristalinas. Desde este punto vemos en toda su extensión el camino que aún nos queda por recorrer (unos 45 minutos hasta la cima), la última tartera y la más peligrosa, sobre todo en su parte final. Al comienzo de dicha tartera, un cartel nos advierte del peligro que podemos encontrar en la subida que aún nos resta.

Apenas encontramos nieve en el camino que va por la tartera, tan sólo hay pequeños trozos por los que los excursionistas no pisamos, ya digo que el camino está bien marcado y no hay lugar a dudas. A medida que vas subiendo, vas notando la falta de Oxígeno, el cansancio se apodera del cuerpo, y tan sólo la mente es capaz ahora de tirar de todo el cuerpo, Jotas iba más adelantado, Alberto y yo nos lo tomábamos con más calma, y así disfrutar aún más, si cabe, de todo nuestro alrededor, queríamos empaparnos de todo nuestro entorno. Hay que asegurar muy bien los pies, ya que los resbalones son muy frecuentes, sobre todo, a medida que vamos subiendo por la tartera, ya que la pendiente de ésta es cada vez más y más fuerte, y como bien se sabe, las partes altas de las tarteras están compuestas únicamente de gravilla, gravilla que al pisarla suele resbalar y caer hacia abajo, por eso hay que poner especial atención.

Una vez superada la tartera final, y no habiendo visto la tan ansiada escupidera (situada en dicha tartera), famosa sobre todo debido a su fama de más mortífera de los Pirineos, pero en esta época si se espera mucho de la escupidera nos podemos llevar un gran chasco, ya que la falta de nieve nos hará prácticamente imposible su visión. Tras la tartera, giramos hacia nuestra derecha, hacia la tan ansiada cima.

Al final, alcanzamos la cima, las vistas de los valles colindantes no era muy buena, ya que las nubes no nos abandonaron en ningún momento y amenizaron todo nuestro camino, aunque pudimos disfrutar un poco de la vista de la cara N y de la vista de nuestro vecino, el Cilindro. Pero lo habíamos conseguido, allí estábamos, a 3355 metros sobre el nivel del mar. Lo habíamos hecho, y ya eran tres los colosos los que habíamos conquistado de los Pirineos: El Aneto (3404 m), el Posets (3369 m) y el Monte Perdido (3355 m). Pendiente queda el Mulhacén (3483 m), el más alto de la península, pero de fácil acceso y conquista.

Descansamos y reponemos fuerzas en la cima, nos hacemos las fotos de rigor y comenzamos la bajada, hasta Góriz, unas 2 horas de bajada, pero al final llegamos sin ningún tipo de problema, volvemos a rehacer los mochilones con el equipo que habíamos abandonado en nuestra subida (saco, esterilla, ...), volvemos a reponer fuerzas, descansamos otro rato y volvemos a retomar el camino de vuelta. Abajo en el valle reinaba el buen tiempo, y el sol nos castigaba con fuerza, intentando deshidratarnos todo lo que podía.

Jotas volvía a distanciarse en su maratón particular, Alberto y yo, íbamos disfrutando y sufriendo el camino de vuelta, pero aún así, decidimos acercarnos hasta la Cola de Caballo y hacernos las correspondientes fotos, desde aquí comienza mi penosa bajada, el camino era inmenso, una interminable llanura se ponía ante nosotros, aquello parecía no tener fin. Jotas iba delante, Alberto un poco retrasado haciendo fotos, yo entre ambos, el sol me había castigado con fuerza y la debilidad me fue atrapando, el cuerpo no podía más pero la mente seguía tirando del cuerpo, tras un rato de caminar en solitario, Alberto me adelantó, bajaba corriendo para ver si podía coger al Jotas, yo intenté seguirle, pero lo dejé por imposible, me volví a quedar sólo, en el silencio, entre los árboles que ahora me rodeaban y entre los múltiples saltos de agua que había a lo largo del camino, ¡había que seguir! Me iba cruzando con gente que subía hacia la Cola de Caballo, les iba preguntando lo que quedaba para llegar a la pradera donde coger el autobús, pero las noticias que recibía no eran muy alentadoras, con la cabeza baja y mis ojos clavados en el suelo, seguí caminando, 1 hora, 2 horas, ... aquello fue eterno, pero tras cruzar un puente, vi que el camino se me hacía más familiar, ya estaba muy cerca. Por fin, la pradera ante mí, al fondo mis 2 compañeros de aventura yacían plácidamente esperándome.

Desde aquí cogimos de vuelta el autobús que nos llevó al coche, y de aquí, regresamos a nuestra Barcelona querida, aunque no sin peligro, ya que el cansancio hizo mucha mella, sobre todo en mí, y la conducción de noche, se hizo también muy larga y pesada, incluso veíamos cosas en la carretera que ni siquiera existían, nuestra mente nos jugaba malas pasadas. ¡Aunque al final llegamos!

¡OBJETIVO CONSEGUIDO!

Lo normal es hacerla en dos días, ya que el recorrido es muy largo, la vuelta se llega a hacer eterna, y dependiendo del momento en que se vaya, puede haber bastante peligro en la tartera final o incluso en la parte superior de dicha tartera, lo que se denomina 'escupidera', es punto con más mortalidad de todos los pirineos, en dicho punto, si resbalas, como bien dice su nombre, la montaña te escupe hacia una caída mortal. La forma física es importante aunque no definitiva, nosotros recomendamos ir en una buena forma física, es recomendable haber hecho algo de Trekking antes de afrontar dicho reto, puede llegar a ser muy duro para gente con o sin experiencia.

by Maligno

Participantes

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