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Taillón (3144 m)
Ficha
Imagen portada de la excursión
Fecha 25 de Octubre de 2003
Tipo de excursión Alta Montaña
Dificultad F, +1840m., -1840m.
Conseguida No Conseguido No
Excursión visitada 3119 veces ( 1 esta semana )

Resumen

Llegada hasta la Brecha de Rolando (2807 m)

Crónica

Salimos de Barcelona sobre las 3:00 AM de un bonito Sábado, cogimos la N-II y la dejamos en la salida 458 (Barbastro), luego, cogemos la N-240 hasta Barbastro, en cuya entrada cogimos la N-123 durante 8 Km y medio, tras esto nos encaminamos por la A-138 hasta Ainsa, aquí cogeremos la N-260 y tras 40 Km, la A-135 hasta Torla, pasamos Torla, y tras unos minutos de conducción llegamos al puente de los Navarros, encontraremos una pequeña caseta en mitad de la carretera con una barrera, en la temporada veraniega, sólo se permitirá pasar por aquí al autobús que se coge en Torla. En dicho punto hay un cruce, uno que lleva por la carretera con la barrera, y cuyo destino es el hermoso valle de Ordesa, y otro un poquito más atrás de dicha caseta, que nos llevará al valle de Bujaruelo, nosotros cogimos éste, es una carretera en mal estado y sin asfaltar, tras 3 Km, llegaremos a un cámping, en dicho punto hay una especie de alhambrada para el ganado, hay que bajarse, abrir la puerta, pasar el coche y volver a cerrar dicha puerta, tras otros 3 Km llegamos al Mesón - Refugio de Bujaruelo (1347 metros de altitud), nuestro punto de encuentro y nuestro punto de partida (mapa orientativo, RUTA --> Llegada: Bujaruelo). Allí esperaban Anabel, Joan Jordi y Jaume bien dormidos y descansados, nosotros llegábamos somnolientos y cansados de tan largo viaje, desayunamos en la parte libre, y empezamos a sentir ese cosquilleo por el cuerpo que indicaba que la hora de partir se acercaba, la hora del amanecer estaba al caer. El refugio está muy bien cuidado y tiene unos precios razonables, la zona es de lo más preciosa, si queréis más información acerca del sitio, podéis consultar en www.mesondebujaruelo.com .

Una vez desayunados, preparamos nuestro equipo para lo peor, ya que la predicción del tiempo no era muy buena y no sabíamos lo que nos podíamos encontrar allí arriba; nuestra primera intención era subir al Taillón (3144 metros) pasando por la magnífica Brecha de Rolando, una maravilla de la naturaleza, y todo esto subiendo y bajando en el mismo día, salvando un desnivel de unos 1800 metros de subida y otros tanto de bajada. Empezamos la ascensión con una sonrisa dibujada en nuestra cara, llegamos al puente que marca el sitio de salida, aquí encontraremos un cartel con varias direcciones, nosotros seguiremos hacia el puerto de Bujaruelo (2256 metros de altitud). Iremos siguiendo los distintos hitos que iremos encontrando por el camino, e iremos subiendo cada vez más, en principio, el paraje ante nosotros era de lo más verde, aunque al mirar para lo más alto adivinábamos la nieve que más tarde nos aguardaba. Seguimos subiendo y subiendo, hasta que a lo lejos, divisamos por fin el puerto de Bujaruelo, al que llegaríamos tras haber salvado ya 900 metros de desnivel, llegamos a los pies de dicho puerto, ya sólo nos quedaba salvar 200 metros de desnivel para llegar a lo más alto del puerto, la pendiente se hacía dura, nos enfundamos las polainas ya que cada vez había más y más nieve, y la verdad, con los calcetines mojados se anda fatal. En muchos tramos había hielo y había que andar con mucho ojo para no resbalar y caer, incluso dicho hielo formaba bonitas figuras a lo largo de los múltiples riachuelos que íbamos encontrando.

Al fin llegamos a lo alto del puerto de Bujaruelo, ya habíamos cubierto la mitad del camino y eran las 11:30 AM, pero esto era la parte fácil, el viento comenzaba a azotar con fuerza, pero a pesar de todo, la panorámica que se abría ante nosotros era impresionante, podíamos observar todo el circo de Gavarnie en todo su esplendor, también podíamos ver la carretera que nos conduce hasta dicho puerto por la parte francesa y que sube desde Gavarnie, la verdad es que nos cruzamos con muchos franceses que subían desde esta parte. Repusimos fuerzas y retomamos nuestra pequeña aventura, vuelven a comenzar las pendientes, pero se suavizan rápidamente, tornándose en un camino casi llano que rodea el Taillón, cada vez hay más nieve, la verdad es que el paisaje ante nosotros era cada vez más bonito, los tonos verdosos se tornaban ahora blancos, la nieve cada vez tenía más grosor, aún así no había suficiente nieve para que nos echáramos para atrás, por tanto, decidimos seguir adelante, algún que otro componente del grupo ya empezaba a mostrar síntomas de cansancio, ya que cada vez se iban quedando más atrás y había que esperarlos más frecuentemente. Empezamos a pensar en que había que comer, y así lo hicimos en cuanto estuvimos un poco al sol y cuando teníamos a la vista el collado de Sarradets, el grupo aquí comenzó a sembrarse de dudas, ya que veíamos que no íbamos cumpliendo los tiempos previstos (debido a la nieve), tras una larga charla, y tras unos cuantos tiras y aflojas, a la propuesta de Darío de seguir adelante, se le unieron Toñi y Anabel,más tarde Jaume y Joan Jordi, y por último, ya que no le quedaba otro remedio, Richard también se unió al grupo. Continuamos nuestra particular ascensión hasta el collado de Sarradets, una vez arriba, pudimos avistar el refugio de Sarradets, una maravilla más del valle que nos rodeaba.

Llegados al refugio (2587 metros), el dilema seguía con nosotros, Jaume y Richard decidieron volver, tenían cosas pendientes en Barcelona, aunque Jaume se quedó con muchas ganas de seguir, ¡otra vez será compañero! Ya sólo quedábamos 4 intrépidos, Jotas,Toñi, Anabel y Darío, entramos al refugio, hablamos con la encargada, una chica estupenda y muy simpática, nos preguntó que si nos quedaríamos a pasar la noche, le dijimos que sí, y que si era posible también nos gustaría cenar caliente, en principio, nos comentó que se esperaba muy mal tiempo por la noche, y que al día siguiente estaría aún peor, pero no nos amilanamos, a pesar de que la encargada nos dijo que ella se bajaría si continuaba esta pésima predicción, pero nos dejaría pasar la noche en el refugio sin ningún tipo de problema, la verdad, nada que ver con el trato que nos dieron en Goriz cuando hicimos la ascensión al Monte Perdido, ni punto de comparación, y, por supuesto, el refugio muchísimo mejor que el de Goriz, la encargada, amabilísima y atentísima, la verdad, es que en el refugio, a pesar de ser de los más altos de los pirineos, no faltaba de nada, hasta estufa de carbón, todo un lujo en estos sitios y a tanta altura.

Tras escuchar la predicción que nos comentó la encargada, hablamos de nuevo entre los componentes del grupo para decidir si intentar subir al Taillón al día siguiente (y arriesgarnos a tener muy mal tiempo) o si subir seguidamente y llegar a donde pudiésemos, Jotas decidió quedarse en el refugio, no estaba especialmente motivado, Anabel, Toñi y Darío decidieron continuar, miramos arriba y allí estaba la tan ansiada Brecha de Rolando, a su derecha deducíamos el Taillón, dicha vista nos animaba a seguir, las pendientes ante nosotros parecían abismos, pero no pudieron amilanarnos, empezamos la subida, pasitos cortos y tomando aire cada cuatro pasos, la pendiente lo requería, mirábamos atrás, y allí al fondo distinguíamos el calentito refugio que después nos esperaría, nieve y más nieve delante de nosotros nos impedía avanzar con facilidad, pero nuestro empeño nos hacía seguir. Nos encontrábamos ya bajo la tan ansiada Brecha de Rolando, ya nos separaba una pequeña subida, estábamos decididos, ¡adelante! Faltaban 10 metros, y el hielo empezó a hacer acto de presencia, Toñi y Anabel, pararon un momento para ponerse los crampones, Darío, con su espíritu e ímpetu que le caracterizan, no pudo esperar más, sin crampones, decidió seguir, eran sólo 10 metros, ¿qué podía pasar? Con los palos en la mano e intentando hacer pequeños escalones con las botas, Darío siguió avanzando poco a poco, los 10 metros, parecían 3 Km, en cualquier momento podía resbalar y caer hacia atrás, pero continuó adelante, el premio estaba ya muy cerca, escuchaba a gente sobre él, estaba ya muy, muy cerca.

Al fin, llegó, el aire soplaba muy bravo, a su derecha, se veía la senda que había que seguir para llegar al Taillón, al fondo se veía el Gavieto. Una vez retomado el aliento, Darío gritó a sus compañeras de ascensión, animándolas y aconsejándolas los crampones para la subida, así lo hicieron ellas, mientras subían, aprovechó para fotografiar las paredes de la brecha, así que os presento a la pared derecha y a la pared izquierda; en poco tiempo estuvimos todos juntos en mitad de la Brecha (2807 metros), primer objetivo ¡conseguido!, las vistas eran geniales, por un lado hacia Sarradets y por el otro hacia Ordesa, ¿qué pasaría en este punto? Pues decidimos volver al refugio, era ya muy tarde, nos faltaba una hora para llegar a la cima del Taillón y si seguíamos tendríamos que bajar en mitad de la noche, con el riesgo que ello conlleva, bajamos rápido, en media hora estuvimos en el refugio, allí esperaba Jotas, decidimos calentarnos un rato, la encargada del refugio decidió quedarse y premiarnos con un cena calentita, todo un detalle; la cena fue a base de crema de champiñones, carne y puré de patatas, terminando con un mousse de chocolate, toda una 'delicatesen'.

Fuera, en mitad del frío, se alzaban majestuosas el Casco y la Torre del Marboré, todo un paisaje de montaña. Tras una calentita cena y una amena charla, decidimos ir a las literas, la parte de las literas estaba fría, gélida diría yo, pero pudimos coger todas las mantas que quisimos y apenas si notamos el frío. A la mañana siguiente, un buen desayuno calentito, gentileza de la encargada y para abajo.

Al salir, vimos que las previsiones no se habían equivocado, nevaba, y no había dejado de nevar en toda la noche, ya que el camino que habíamos traído el día anterior no se podía distinguir por culpa del medio metro de nieve, menos mal que nos decidimos a subir el día anterior, sino nos hubiéramos quedado sin ningún tipo de recompensa. La bajada fue rápida y divertida, además, el grupo se fue engrandando gracias a los valientes franceses que fueron bajando tras nosotros y que, al igual que nosotros, habían hecho noche en el refugio. La nieve no cesó en todo el camino, y las múltiples figuras que el día de antes eran de hielo, ahora se tornaban blancas.

Por fin, llegamos al punto de partida, mojados y cansados, y tras habernos cruzado con algún que otro locuelo con intenciones de subir al refugio del que proveníamos, damos por terminada la excursión.

¡Hasta la próxima aventura!

¡OBJETIVO CONSEGUIDO!

La dificultad es baja en verano y desde el Puerto de Bujaruelo (salvando 900 m de desnivel), pero con nieve y saliendo desde el Mesón de Bujaruelo (salvando 1800 m de desnivel) se hace un poco más pesado y la catalogaríamos de dificultad Alta, en nuestro caso es Sin Catalogar

by Maligno

Participantes

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